Sólo la utilización de las soluciones que ofrece la Digital health permitiría ahorrar 50.000 millones de dólares, casi 45.500 millones de euros al sistema sanitario en USA, según datos del U.S. Department of Health & Human Services. En España, la atención personalizada del paciente crónico a través de plataformas tecnológicas permitiría reducir el coste del tratamiento hasta un 12% en el caso de los pacientes con diabetes, según el informe Emminens sobre el impacto de la eSalud en la Atención del Paciente Crónico, presentado en el Congreso Nacional de Atención al paciente crónico en el 2015. A nivel europeo, ello supondría un ahorro de 5,7 millones de euros en costes directos, en el caso de la diabetes.
Por otro lado, para obtener mejores resultados de salud, también es clave el apoyo a los pacientes a través de la tecnología, tanto a nivel de control de sus parámetros diarios como a través de la adquisición de mayores conocimientos sobre su enfermedad.
“En la mayoría de enfermedades crónicas, el comportamiento del paciente es fundamental para evitar factores de riesgo. Un buen control de la patología, tanto por parte del paciente como del profesional sanitario, es clave para mejorar los resultados y reducir costes, contribuyendo así a la sostenibilidad del sistema sanitario”.
Hacia un cambio de modelo
“Actualmente está aumentando el número de pacientes, con el consecuente incremento de costes que ello supone para el sistema sanitario. Además, al mismo tiempo, está disminuyendo el número de profesionales médicos. Por tanto, podemos decir que el sistema sanitario hoy no está preparado para atender a la demanda de pacientes crónicos”, ha afirmado Kalfhaus.
En el caso de la diabetes, afecta en la actualidad a 6 millones de españoles y su incidencia aumenta cada año. Sin embargo, un 43% -unos 2,3 millones- están aún sin diagnosticar. Está previsto que, en 2035, los casos hayan crecido un 55% y, de ser así, más de 9 millones de personas padecerán esta enfermedad en España, según datos de la Federación Internacional de Diabetes (IDF). Según la misma organización, a nivel mundial la incidencia de la diabetes crecerá un 40% durante los próximos 25 años, alcanzando proporciones epidémicas, lo que significa en 2040 habrá 625 millones de personas diabéticas en todo el mundo.
Ante esta situación, “se hace necesaria una mejora inmediata de la forma en que los pacientes crónicos y, especialmente, los diabéticos, se enfrentan a su propia enfermedad, para que manejarla de manera adecuada en su día a día permita no sólo un mayor autocontrol y, por tanto, una mejor calidad de vida, sino una reducción de costes económicos para el sistema sanitario”, según Lars Kalfhaus.
En ese sentido, “las posibilidades que ofrecen las herramientas tecnológicas que la Digital health pone a nuestro alcance son clave para dar respuesta a los retos de la diabetes y las enfermedades crónicas asociadas y conseguir reducir considerablemente los costes indirectos y los asociados al 80% de complicaciones que, en la actualidad, son evitables”, ha destacado Kalfhaus.
Asimismo, Kalfhaus ha destacado “la necesidad de la individualización del tratamiento para obtener mejores resultados” y “el reto de conseguir un paciente empoderado y con decisión sobre el manejo de su enfermedad, lo que sólo será posible si se ponen a su alcance las herramientas -tanto off como especialmente online- necesarias para una buena educación en lo relativo a su patología”.
A ello habría que añadir otras ventajas como la precisión e inmediatez de acceso que garantiza la digitalización de los datos -que supone un ahorro de un 90% del tiempo dedicado a la toma de decisiones- ya que el 60% de las entradas introducidas manualmente por los pacientes diabéticos son incorrectas.
El uso de soluciones digitales permite, incluso, modificar los patrones de conducta de los pacientes para conseguir que, de esta forma, sean mucho más eficientes en el manejo de su enfermedad y que su comportamiento contribuya, en consecuencia, a reducir la carga económica que la patología supone para el sistema sanitario.
Y para modificar la conducta también es imprescindible la educación terapéutica, que gracias a las posibilidades que ofrece la tecnología puede realizarse de forma online. De este modo, se facilita que los pacientes puedan adquirir un mayor conocimiento de su enfermedad, lo que repercute en un mejor control y una disminución de las complicaciones.
Para el médico, el uso de algoritmos supone detectar el 100% de los patrones relevantes en menos de 1 minuto, algo que con el sistema tradicional es inalcanzable ya que sin el uso de esta tecnología se pierden entre un 20% y un 80% de los patrones relevantes para diagnosticar o ajustar el tratamiento, además de una media de tiempo consumido diez veces superior para la misma tarea.