Según se desprende de los datos obtenidos, el 17% de la población española realiza un consumo de alcohol de riesgo, según el consumo declarado. Sin embargo, sólo el 1,3% de los españoles percibe su consumo como alto o muy alto, mientras que el 57% lo considera bajo o muy bajo, reflejándose una distorsión entre el consumo real de alcohol y la percepción que se tiene sobre el propio consumo.
Para Antoni Gual, jefe de la Unidad de Alcohología del Hospital Clínic de Barcelona, “el bebedor tiene poca conciencia de los riesgos que asume. Siempre piensa que bebe menos de lo que realmente bebe, y asume riesgos para su salud mayores de lo que cree. Ese fenómeno es conocido en la práctica clínica y lo definimos como mentalidad de usuario. Conforme se desarrolla la adicción, el alcohol se convierte en algo más importante para el bebedor, y necesita encontrar argumentos que justifiquen su elevado consumo: en esa línea, siempre tiende a sobrevalorar los efectos positivos, e infravalorar los negativos”.
Según el estudio de opinión presentado hoy, cerca de uno de cada cuatro españoles (23,5%) consume alcohol más de una vez a la semana. De ellos, el 13,3% lo hace de dos a tres veces a la semana y el 10,2% cuatro o más veces a la semana.
Entre quienes afirman consumir bebidas alcohólicas alguna vez (77,6% de la población), el 71,6% toma una o dos bebidas un día de consumo normal, mientras que el 21,9% declara consumir tres o cuatro y cerca del 4%, cinco o seis bebidas en un día de consumo normal. Además, el 10,6% de los consumidores de alcohol reconoce tomar seis o más bebidas alcohólicas en una sola ocasión de consumo al menos una vez al mes.
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Según el I Estudio Lundbeck: “Percepción y Conocimiento del Alcoholismo en España”, el 33,7% de los encuestados asocia el alcoholismo con una enfermedad que empieza por un vicio, un 32,3% cree que se trata de una adicción y el 30,7% que es una enfermedad. Los que consideran que el alcoholismo es un vicio representan el 12,4% del total.
Consumo admisible
Casi el 31% de los españoles considera admisible una cantidad diaria de alcohol que ya es de riesgo, situándola entre 5-6 UBE o más de 6 UBE (Unidades de Bebida Estándar).
El valor de la UBE puede variar según el país. En España se considera que 1 UBE equivale a 10 gramos de alcohol puro. Una copa/vaso/caña de cerveza/vino/sidra/champán/cava equivale a 1 UBE, al igual que un chupito de licor, mientras que una copa/combinado cubata de
whisky/ron/coñac/brandy/vodka/ginebra equivale a 2 UBEs.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el consumo de riesgo se sitúa entre los 40-60 gramos de alcohol puro al día en el caso de los hombres (4-6 UBEs), y en 20-40 gramos en las mujeres (2-4 UBEs). Superados esos 60 o 40 gramos al día (6-4 UBEs) respectivamente, el consumo puede ser perjudicial, es decir, tiene efectos sobre la salud física y/o mental, y puede derivar en dependencia. En el caso del consumo de riesgo ocasional la OMS lo cifra en más de 50 gramos de consumo (5 UBEs), en una sola ocasión, para hombres y 40 gramos para mujeres (4 UBEs).
El alcohol produce la muerte de uno de cada siete hombres y una de cada trece mujeres en Europa –siendo responsable del 3,6% de los fallecimientos en nuestro país- y se relaciona con el riesgo de desarrollar más de 200 enfermedades, según el último informe de la OMS sobre la situación mundial del alcohol y la salud en 2014.
Los españoles se muestran de acuerdo a la hora de admitir los efectos perjudiciales que puede provocar el consumo abusivo de alcohol, especialmente accidentes (92% de los encuestados así lo cree), problemas en el entorno familiar (85,1%) y laboral (83%), seguidos de problemas de salud mental (79,6%), salud física (78,2%) y en el entorno social (71,6%).
Como explica José Ángel Arbesú, coordinador del área de Neurociencias de SEMERGEN, “los encuestados con niveles de consumo de mayor riesgo muestran menor acuerdo con las consecuencias negativas que puede tener el consumo abusivo de alcohol para la salud física, mental y las generadas para la vida social, familiar, laboral y accidentes de todo tipo, por lo que urge priorizar la detección precoz del consumidor de riesgo en los centros sanitarios e implementar programas informativos-colaborativos en centros escolares y población en general acerca del consumo de riesgo y nocivo del alcohol para los ciudadanos”.
Cuanto mayor es el nivel de consumo de alcohol, más frecuente es considerar que el alcohol tiene efectos beneficiosos para la salud. Así lo cree el 5,8% de la población con consumo de riesgo y el 48% de esa misma población de riesgo siempre que se trate de un consumo moderado.
La atención primaria, primer recurso
Hasta el 17,2% de la población española indica que en su entorno tiene alguna persona que padece o está en riesgo de sufrir alcoholismo.
La mayoría de los españoles (31,5%) opina que en caso de conocer un caso de alcoholismo acudiría al médico de familia, en segundo lugar a una asociación de alcohólicos (28,5%) y, en tercero, a un centro de adicciones (19,3%), pero todavía el 6,4% no sabe a quién debería acudir.
El 56,9% de los encuestados asegura que su médico de familia/enfermera le ha preguntado alguna vez sobre su consumo de alcohol y el 65% de la población española considera que el médico de familia es un profesional adecuado para abordar los problemas de alcohol. De ellos, el 35,2% lo cree así porque puede derivar a un profesional más especializado, el 44,9% por su competencia profesional y el 16,7% por su mayor accesibilidad.
Como pone de manifiesto José Zarco, coordinador del grupo de intervención en drogas de SemFYC, “la mayoría de los encuestados considera al médico de familia como el profesional idóneo para atender los problemas relacionados con el consumo de alcohol, no sólo por su accesibilidad, sino también por su capacitación profesional y capacidad de gestionar recursos”.
Julio Bobes, presidente de Socidrogalcohol concluye: “el estudio realizado indica que el abuso y adicción al alcohol sigue siendo, junto con el consumo de tabaco, la adicción más prevalente que invade a nuestro país y, por lo tanto, un problema de salud pública de primer rango. Además, se confirma que en las diferentes etapas de la vida existe una clara subestimación de los riesgos que conlleva el abuso y adicción al alcohol, por lo que es necesario informar y facilitar los accesos a las intervenciones preventivas y a los distintos tratamientos”.