La artrosis es la enfermedad reumática más prevalente, afectando a un 12% de la población mayor de 40 años, y genera gran demanda médica. Y representa también el 6% de todas las muertes relacionadas con la artritis. La prevención es fundamental, y es muy importante que antes de que la enfermedad esté en su etapa más desarrollada e invalidante, donde es necesario el tratamiento farmacológico y en ocasiones quirúrgico, se promueva desde las consultas de atención primaria tanto la pérdida de peso como la realización de ejercicio físico.
Alba Muriscot junto con Aura María Stan, Pablo Hsu y el equipo del ABS Reus 2, investigadores del IDIAP Jordi Gol, constatan que "en la muestra estudiada observamos que un 54,6% no hacía ningún tipo de actividad física y asimismo el índice de masa corporal era elevado". En este sentido, destaca que "las medidas no farmacológicas, como el seguimiento de una dieta y de ejercicio físico, en etapas iniciales y aún no invalidantes, es fundamental para intentar frenar la evolución e impedir la aparición de complicaciones y deformidades incapacitantes".
Como propuestas que ya se están haciendo, destaca el programa Paso a Paso (paseos colectivos) que hacen algunos CAP de toda Cataluña, y que es una buena opción para las personas con artrosis, "pero con calzado adecuado, que es básico" destaca Muriscot. También hacer gimnasia acuática es una buena opción, ya que "en este medio evitas el impacto, disminuyes el factor peso a la hora de moverte y además el calor del agua disminuye el dolor".
Las actuaciones de futuro no farmacológicas pasan, según Muriscot, "por concienciar a la población de la importancia de las medidas no farmacológicas frente al dolor y promocionar la actividad física como un tratamiento más. “En una situación ideal deberíamos poder enviar a los pacientes a hacer gimnasia acuática o natación -al igual que enviamos a rehabilitación cuando tienen crisis de dolor importante-, introduciendo un programa de ejercicio físico durante 3 meses, de al menos 2 veces por semana. Y después que los pacientes pudieran seguir por su cuenta". Y añade: "habría que acompañar esta introducción de ejercicio con dieta en la mayor parte de los casos, tal vez a través de talleres de iniciación, dando pautas para comer y cocinar correctamente".
No obstante, en etapas más avanzadas, o en los brotes de dolor, el tratamiento farmacológico es necesario. De hecho, otro de los aspectos analizados por el proyecto de investigación ha sido observar la adecuación de los tratamientos. En este sentido, según Muriscot, " hay una buena adecuación farmacológica siguiendo las guías clínicas. Ante dolores agudos se ha prescrito en un 86,7% antiinflamatorios, y en el 84,8% paracetamol. En los pacientes con dolor crónico el tratamiento habitual es con paracetamol en el 71,8%, tal como marcan las guías clínicas. Pero también se ha observado que en un 36% de la muestra no se prescribía o no se necesitaba ningún tipo de tratamiento. “Está claro que el tratamiento de la artrosis no es únicamente farmacológico, sino que el no farmacológico es igual de importante sobre todo en fases iniciales. Pero esto implica un esfuerzo por parte del paciente y no siempre están dispuestos a realizarlo".
El estudio se realizó sobre una muestra cercana a las 300 personas, mayores de 40 años y diagnosticadas de artrosis. La localización más frecuente de la artrosis fue en las rodillas (68,1%) y lumbar (39,5%). Un 64,6% de los pacientes de la muestra fueron derivados al traumatólogo y de éstos un 17,1% requirió prótesis de rodilla. Un 31,9% necesitaba aparatos externos para ayudarse a caminar, y de éstos un 50% lo hacía con bastón.