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Entre los 9 y los 21 meses es la mejor etapa para la adquisición de hábitos alimentarios saludables

Un estudio del Instituto Universitario de Investigación en Atención Primaria, IDIAP Jordi Gol, con la colaboración del Instituto Municipal de Educación del Ayuntamiento de Mataró y el Instituto Catalán de la Salud (ICS), demuestra la efectividad de una intervención educativa sobre alimentación saludable en padres y madres de niños de entre 1 y 2 años.

El estudio ENIM (Estudio nutricional de los niños de Mataró) ha durado todo un año escolar, se ha hecho en 12 guarderías de Mataró y han participado un total de 206 niños y 195 padres y madres. El objetivo ha sido valorar si un programa educativo sobre hábitos alimentarios saludables mejora la alimentación de padres y niños.

Investigadores del estudio afirman que entre los 9 y los 21 meses es cuando los niños aprenden qué, cuándo y cómo comer e indican que éste es el momento oportuno para incluir hábitos alimentarios saludables. Educando a los padres, imagen del patrón que seguirán sus hijos, se pretende ayudar a la adquisición de mejores hábitos dietéticos de los niños.

Las conclusiones del estudio, publicado en la revista Public Health Nutrition, demuestran que después del programa educativo se han mejorado los hábitos alimentarios de los padres que habían asistido a los talleres formativos, con un mejor cumplimiento de la dieta mediterránea y un mayor consumo de platos saludables como frutas, verduras, pescado y aceite de oliva.

Los padres del Grupo Intervención (GI), que han recibido cinco talleres formativos sobre alimentación equilibrada, han aumentado el consumo de verduras, hortalizas, aceite de oliva y pescado, y han disminuido el consumo de mantequilla, margarina y bollería. También se ha disminuido el consumo de dulces, snacks y refrescos, aunque de forma menos significativa.

De hecho, uno de los valores analizados ha sido el cumplimiento de la dieta mediterránea, mediante un test de 14 ítems.

El cumplimiento de la dieta mediterránea en los padres fue de un 56,4% y de 6,5 puntos con el test de 14 ítems, mientras que en los niños se ha valorado el cumplimiento de la dieta mediterránea mediante el Test KIDMED (con puntuaciones de 0 a 4 como bajo cumplimiento, y de 9 a 12 como alto) y se obtuvo una puntuación de 7.

Al finalizar la intervención educativa, los padres del GI han mejorado en el cumplimiento de la dieta mediterránea en 5,78 puntos. Por su parte, los niños del GI la han mejorado según el Test KIDMED en 0,6 puntos.

En el caso de los niños, se ve que el cambio es menor y menos significativo; pero como dice Margarita Roset, investigadora del IDIAP Jordi Gol y enfermera del AIFICC , "damos más importancia a los cambios en los padres, que son los que tienen más aspectos por mejorar. En los niños, partimos de una dieta más correcta y, por tanto, esperamos que el hecho de que los padres hayan mejorado su dieta ayudará a que mantengan la dieta saludable en sus hijos".

Con estos resultados, los investigadores creen demostrado que "esta breve intervención educativa en forma de talleres es factible de realizar desde las consultas de atención primaria, donde el personal de enfermería tiene un papel fundamental en la adquisición de hábitos saludables de vida, entre ellos, el de la alimentación".

La intervención educativa
Se hicieron dos grupos, el Grupo Intervención (GI), con 111 niños y 103 padres y madres, y el Grupo Control (GC) con 81 niños y 78 padres y madres. La media de edad de los progenitores era de 35 años y en un 80% de los casos era la madre la encargada principal de la alimentación del hijo. El 55% de los padres y madres tenían estudios universitarios, un 27% presentaba sobrepeso y un 8% obesidad.

Al inicio del estudio se recogieron datos sociodemográficos, antropométricos e información nutricional de los padres tanto del GC como del GI. Mediante una encuesta se preguntaba sobre: edad, género, consumo de tabaco y alcohol, realización de actividad física, nivel de estudios, estado civil, número de hijos y empleo. Se midió peso, talla e índice de masa corporal de los participantes y se valoró el cumplimiento de la dieta mediterránea (mediante test de 14 ítems y Cuestionario de frecuencia de consumo alimentario). También se estimó el índice de calidad de cumplimiento de la dieta mediterránea, adoptando los criterios de Gerber² en adultos. En niños, se utilizó el test KIDMED (con puntuaciones de 0 a 4 como bajo cumplimiento, y de 9 a 12 como alto).

Los padres contestaban su cuestionario y el de sus hijos. Para cuantificar el consumo diario de los grupos de alimentos se utilizaron las medidas propuestas por la Guía de la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria (SENC) para definir una ración en los adultos. En el caso de los niños, se utilizó para el cálculo de las raciones las cantidades propuestas por la Sociedad Española de Pediatría.

Resultados
Los resultados de esta primera encuesta en relación con los padres mostraron un buen consumo de verduras, hortalizas y pescado, de acuerdo con las recomendaciones de la SENC, pero no llegaba a la cantidad recomendada en cereales, patatas, fruta, aceite de oliva, frutos secos, lácteos y agua. En cambio, era excesivo el consumo de carnes grasas, embutidos, bebidas refrescantes, snaks, dulces y mantequilla. Respecto a las recomendaciones de la SENC para el consumo de nutrientes, se observó un exceso de consumo de lípidos y un déficit de carbohidratos.

En cuanto a los niños, los resultados de la encuesta mostraron un correcto consumo de raciones de verduras, hortalizas, pescado, carne y legumbres, y en cambio un escaso consumo de fruta, cereales, patatas, aceite oliva, lácteos y agua.

Al finalizar la intervención, sin embargo, recuerda Margarita Roset "como ya hemos comentado, los padres consumían más verduras, hortalizas, aceite de oliva y pescado, y menos mantequilla, margarina y bollería. Además, habían incrementado el cumplimiento de la dieta mediterránea".

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1 comentario

  • Enlace al Comentario 23 Oct 2015, 18: 07 publicado por Henry

    Muy cierto, porque es en una edad muy temprana cuando los niños deben de aprender buenos hábitos alimenticios para no disminuir su cálculo de masa corporal o consumir alimentos apropiados.

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