Las conclusiones del estudio REVASCAT demuestran que los pacientes así tratados multiplican por cuatro las posibilidades de tener más autonomía en las actividades básicas de la vida diaria; aumentan un 70% las opciones de recuperación de la capacidad funcional; reducen a más de la mitad el tamaño final del infarto cerebral causado por el ictus, y tienen una mejor calidad de vida.
"No estamos ante un avance, sino de una auténtica revolución", ha valorado Antonio Dávalos, coordinador del estudio y director clínico de Neurociencias de Germans Trias y del programa corporativo de ictus del Instituto Catalán de la Salud (ICS).
Entre noviembre de 2012 y diciembre de 2014, hasta 200 pacientes catalanes han participado en este trabajo de investigación que, junto con los de otros grupos internacionales, ha sido un ensayo clínico pionero en el ámbito de la patología vascular cerebral y realizado en el marco del sistema sanitario público catalán. El trabajo, realizado conjuntamente entre cuatro hospitales de referencia catalanes, ha contado también con la colaboración de la Universidad Politécnica de Cataluña (UPC) y la Universidad de Pittsburgh (Estados Unidos).
Hasta hace poco, el único tratamiento eficaz de que se disponía para tratar el ictus isquémico era la trombólisis endovenosa, pero este tratamiento tiene una eficacia muy limitada en los ictus graves y complejos, en los que el trombo se sitúa en una arteria principal del cerebro (cerca de un 25%). Esto explica que en los últimos años un número creciente de estos casos se haya tratado con terapias endovasculares, fundamentalmente la trombectomia mecánica. Este tratamiento no demostró ser eficaz respecto al tratamiento médico en los ensayos clínicos iniciales, lo que motivó la puesta en marcha de otros estudios que incorporaban modificaciones metodológicas y técnicas importantes. En esta línea, la aportación de la investigación catalana ratifica los beneficios del uso de los catéteres de nueva generación, los cuales tienen una malla (stent) que atrapa el trombo y luego se extrae.
El procedimiento empleado es de una enorme complejidad, pues, supone llegar a áreas muy delicadas del cerebro para navegación endovascular y extraer el trombo mediante la introducción de un catéter desde la arteria femoral hasta el área afectada. Sólo puede ser realizado en hospitales terciarios con profesionales altamente cualificados, como los hospitales que han participado en el estudio -Vall de Hebron, Bellvitge, Germans Trias i Clínic- que realizan 86% de estos tratamientos complejos.