M. Lluïsa Catasús, del Servicio de Rehabilitación del Hospital Universitario de Bellvitge, advierte de que el linfedema "no es una cuestión estética, sino una enfermedad que causa dolor y problemas funcionales importantes, a menudo con consecuencias en el ámbito laboral; es una enfermedad que evoluciona y que puede causar infecciones y otras complicaciones graves, sobre todo si no se trata precozmente".
Los días 5 y 6 de marzo, el Hospital Universitario de Bellvitge acoger un Curso sobre Linfedema, organizado conjuntamente por el Servicio de Rehabilitación del Hospital Universitario de Bellvitge y por la Asociación Catalana de Afectados de Linfedema (Limfacat) y la Federación Española de Asociaciones de Linfedema (Fedeal). El Curso se divide en una primera jornada dirigida exclusivamente a profesionales y una segunda para pacientes. Participan expertos en todos los aspectos asistenciales y sociales de la enfermedad, y reúne a más de 250 asistentes.
Rosa Planas, jefe del Servicio de Rehabilitación del Hospital Universitario de Bellvitge, destaca que la atención óptima a esta patología "debe hacerse a través de un equipo especializado multidisciplinar, con el que se consigue una atención integral y se facilita la adhesión al tratamiento. Dentro de este equipo, son fundamentales los médicos rehabilitadores, el personal de enfermería y los fisioterapeutas, en coordinación con técnicos ortopédicos, psicólogos o dietistas, entre otros especialistas". Según Planas, para avanzar en la detección y el diagnóstico precoz de la enfermedad "es imprescindible que aumente la concienciación sobre su importancia, empezando por la atención primaria".
El tratamiento estándar para paliar el linfedema es la llamada terapia descongestiva compleja, consistente en medidas físicas para facilitar el drenaje del líquido linfático acumulado, al final de las cuales se aplica un vendaje multicapa. Desde hace unos años, centros como el Hospital Universitario de Bellvitge ensayan también un tratamiento quirúrgico del linfedema con resultados esperanzadores, aunque todavía no son óptimos.
Por otra parte, en los pacientes que han sido sometidos a una extirpación quirúrgica de ganglios linfáticos es esencial la prevención, con medidas como el cuidado de la piel, la higiene, el ejercicio o el control de peso, entre otros. Actualmente, se calcula que un 30% de los pacientes a los que se extirpan los ganglios linfáticos desarrollarán un linfedema.
Joana Pradas, presidenta de Limfacat, destaca que la asociación organiza periódicamente talleres para pacientes sobre temas como el autovendaje, el autodrenaje, el ejercicio o la nutrición. "No se trata de sustituir la asistencia médica, sino de complementarla y conseguir que el paciente sea cada día una persona más informada y autónoma", señala