Según indican los expertos no sólo hay que abordar la enuresis cuando se establece el diagnóstico, en la mayoría de los casos de forma tardía, sino que, conociendo los factores asociados o desencadenantes de la misma, se puede intentar detectar a aquellos niños que puedan tener un perfil más propenso a padecerla y actuar de forma temprana.
"Lamentablemente demasiados pediatras todavía optan por la abstención terapéutica y el "ya curará con el paso del tiempo", actitud que generalmente es comprendida y aceptada por la familia sin grandes problemas ya que suele haber algún pariente, a veces el padre o la madre, que se ha curado solo a los 10, 12 o 15 años. Aunque actualmente todos los estudios recomiendan intervenir sobre la enuresis", afirma Venancio Martínez, presidente de la SEPEAP.
La enuresis nocturna tiene unas bases genéticas y una fisiopatología propias y es el pediatra general, en la mayoría de los casos, el facultativo preparado para abordar su solución, porque la tiene. Según indica Víctor García Nieto, jefe de nefrología pediátrica del Hospital Universitario Nuestra Señora de la Candelaria en Santa Cruz de Tenerife, presidente de la Asociación Española de Nefrología Pediátrica y otro de los autores de la guía "cuando coincide en el tiempo la maduración de las funciones cerebral y vesical, la enuresis puede curarse y existe tratamiento".
Una mayor sensibilización del problema por parte de los pediatras sería de gran ayuda para el abordaje del problema. En este sentido Martínez asegura "la educación del control de esfínteres prácticamente no existe en la atención pediátrica primaria, la enuresis se diagnostica tarde y por iniciativa de los padres, a veces cuando ya existen complicaciones psicológicas y de relación social, y los tratamientos se realizan pocas veces de manera correcta".