En España, según la SEICAP, uno de cada diez menores sufre asma, problema que se acentúa con la exposición a la polución ambiental, la cual se agrava debido a determinadas condiciones atmosféricas (frío, falta de viento y lluvia) que provocan el incremento de los niveles de dióxido de nitrógeno (NO2) procedentes del tráfico rodado. En lugares como Madrid, durante los primeros días del año se han registrado picos por encima de los 200 microgramos por centímetro cúbico, más de lo permitido por la normativa europea.
Los pediatras alergólogos advierten que los niveles altos de sustancias contaminantes pueden provocar empeoramiento de la sintomatología de los niños con rinitis y asma e incluso requerir su ingreso hospitalario por tres motivos: "por un lado, multiplica la irritación de las vías aéreas y favorece la inflamación de las mismas, mientras que por otro potencia ciertos alérgenos ambientales y estimula la reacción alérgica. Por último, facilita la acumulación de mucosidad", indica Javier Torres, coordinador del Grupo de Trabajo de Alergia Respiratoria de la SEICAP. Una investigación de Reino Unido publicada en diciembre en Journal of Health Economics confirma que un aumento del 1% de las concentraciones de dióxido de nitrógeno o de ozono incrementa los ingresos hospitalarios de niños por enfermedades respiratorias como el asma en un 0,1%.
"Los niños son más sensibles que los adultos a este tipo de agentes contenidos en las emisiones de vehículos y otros combustibles", resalta Torres. De hecho, un estudio español realizado en Barcelona y publicado este mes en la revista Environmental Monitoring and Assessment demuestra que los niños que circulan por la calle en sillas de paseo están más expuestos a la contaminación del aire y son más vulnerables a los efectos sobre su salud que los adultos que caminan.
Los agentes externos como la contaminación pueden generar un estado de hiperreactividad o hiperrespuesta bronquial en los niños con asma. "Esto implica el agravamiento de síntomas como la tos, las sibilancias, la sensación de ahogo o de opresión en el pecho que pueden desencadenarse en una crisis fuerte de asma que requiere asistencia urgente e incluso hospitalización", asegura Torres.
Una revisión estadounidense de estudios publicada en diciembre en la revista International Health señala los efectos provocados por partículas de dióxido de azufre, dióxido de nitrógeno y ozono, y advierte de la relación entre las partículas procedentes de vehículos, industrias y energía como principales emisores contaminantes en el medio urbano y la epidemiología del asma en niños.
En caso de que el niño asmático sufra una crisis se deberá aplicar el tratamiento de rescate indicado que, insisten los pediatras alergólogos, siempre debe acompañarle. "Los broncodilatadores se ocupan de relajar los músculos bronquiales contraídos y hacen que los bronquios se ensanchen para que pase mejor el aire en caso de sintomatología aguda", apunta Torres. Además, deberá usarse a diario la medicación preventiva para disminuir la inflamación crónica de los bronquios y reducir el riesgo ante posibles agentes externos o infecciones.