El postoperatorio de Aurora ha cursado con normalidad hasta hoy miércoles 18 de junio, cuando se ha procedido a conectar el chip intraocular con el dispositivo externo de ARGUS II. El equipo dispone de una cámara de vídeo en miniatura ubicada en las gafas del paciente que capta una escena. El vídeo se envía a un pequeño ordenador que lleva el paciente donde se procesa. Estas instrucciones se transmiten de forma inalámbrica al implante retiniano. Una vez ahí el chip convierte las señales en pequeños pulsos de electricidad que pasan por alto los fotorreceptores dañados de la mácula y estimulan directamente las células restantes de la retina, que transmiten la información a través del nervio óptico al cerebro, creando la percepción de patrones de luz. Estos pacientes recuperan una nueva visión, que les permite ver sombras y contornos de los objetos lo que les posibilita una mejor interacción con su entorno y autonomía.
La retinosis pigmentaria es la causa más frecuente de degeneración hereditaria de la retina. Su origen es una alteración de los genes, que ocasiona degeneración y apoptosis de los fotorreceptores, de los bastones y, en las fases finales, de los conos, provocando ceguera.