Con este fin se han reunido en Castelldefels (Barcelona) este fin de semana expertos en VIH de todo el mundo para participar en el XX Simposio Internacional sobre VIH. Actualmente en España hay unas 130.000 personas infectadas por VIH, y cada año se diagnostican entre 2.000 y 3.000 nuevos casos, por lo que la prevalencia del VIH lejos de reducirse va en aumento; un efecto que lleva a los expertos a pensar en una falta de eficacia de las campañas de concienciación y en una relajación social a la hora de tomar medidas de prevención.
Josep María Gatell, jefe de Enfermedades Infecciosas y Sida del Hospital Clínic de Barcelona, explica que "hoy en día la mortalidad directa por VIH es casi cero. Estos pacientes envejecen y fallecen por otras enfermedades más propias de una edad avanzada que a causa de la propia infección por VIH, por lo que tienen otras necesidades de tratamiento aparte del VIH". Gatell anima a seguir trabajando en la individualización del tratamiento para conseguir mantener la esperanza de vida con una mejor calidad.
En la misma línea, el doctor Roy M Gulick, catedrático de Medicina y jefe de la División de Enfermedades Infecciosas en el Weill Medical College en la Universidad Cornell, de Nueva York, explica que "estamos pidiendo a los pacientes con VIH que cumplan un tratamiento durante el resto de su vida, por lo que pensamos que éste se debe ceñir lo máximo posible a sus preferencias y forma de vivir; esto incluye también tener que manejar otras enfermedades. Si individualizamos la elección de la terapia a estas necesidades del paciente nos aseguramos el éxito en el control de la infección y la prolongación de la supervivencia".
Para los expertos, trabajar en esta dirección supone todo un reto, dados los grandes avances que se han producido en la terapia antirretroviral en los últimos años. Actualmente, se disponen de hasta 28 fármacos aprobados para tratar la infección por VIH "y todos ellos han mostrado una buena tolerabilidad, así como una elevada eficacia. Van desde una sola pastilla al día (que contiene una combinación de antirretrovirales) pasando por medicamentos que en un futuro no muy lejano se podrán tomar una sola vez al trimestre o incluso con menor frecuencia, en función de las necesidades del paciente", puntualiza Gatell.
Coinfección VIH-VHC
Una de las enfermedades, con frecuencia relacionada con el VIH, y con la que por tanto tienen que convivir muchos de los pacientes seropositivos es la hepatitis C, debido a que ambas infecciones comparten el canal parenteral como vía de transmisión. Enrique Ortega, jefe de la Unidad de Enfermedades Infecciosas del Hospital General de Valencia, explica que en España, "históricamente la infección por el VIH se produjo mayoritariamente por la adicción a drogas por vía venosa, compartiendo jeringuillas, motivo que lleva a que en estos momentos prácticamente el 45% de los pacientes con VIH en nuestro país estén coinfectados VIH/VHC".
Respecto a las posibilidades terapéuticas con las que cuentan estos pacientes, Josep María Gatell, afirma contundente que "la relación coste-eficacia del tratamiento antirretroviral es la mejor de toda la historia de la medicina, y la relación coste-eficacia a medio plazo del tratamiento de la hepatitis C es también muy buena tanto en pacientes monoinfectados como coinfectados".
Ortega insiste en señalar que los resultados de eficacia de los nuevos inhibidores de la proteasa frente a la infección por VHC son iguales en los pacientes mono y coinfectados VIH-VHC, aunque añade que "el acceso a ellos todavía es muy desigual en las distintas comunidades autónomas y más aún en el caso de pacientes coinfectados VIH/VHC".
Relación VIH-tuberculosis
La tuberculosis constituye la tercera de las enfermedades infecciosas sobre las que se centra el programa de esta vigésima edición del Simposio de VIH. Enrique Ortega explica que la tuberculosis es más frecuente en los pacientes inmunodeprimidos, debido a que esta misma inmunosupresión facilita la reactivación de una infección latente. A este inconveniente se suma la falta de adherencia al tratamiento, debida fundamentalmente a su larga duración (mínimo de 6-9 meses). "En los pacientes con VIH -señala Ortega-el tiempo de tratamiento puede incluso ser más largo que en el paciente no VIH y esa duración hace que tengamos que estar muy atentos a su cumplimento, ya que la falta de adherencia puede producir resistencias a los fármacos, y que tengamos que utilizar otros medicamentos de segunda línea que son menos efectivos, por lo que la duración del tratamiento se alarga aún más. El grave peligro de la infección por tuberculosis es la multirresistencia".
En este sentido, Josep María Gatell concluye que "hacen falta nuevas opciones para los pacientes con tuberculosis con resistencias transmitidas o adquiridas, porque aunque afortunadamente todavía no es un gran problema en España, hay que hacer todo lo posible para que no llegue a serlo".