El Grupo de Investigación Octabaix está formado por profesionales sanitarios de la atención primaria (médicos, enfermeras y trabajadores sociales) de las Áreas Básicas de Salud del ICS de Sant Feliu de Llobregat, Sant Andreu de la Barca, L'Hospitalet de Llobregat y Martorell. Desde hace 3 años, Octabaix trabaja en un proyecto centrado en la intervención en caídas y nutrición en en pacientes mayores de 80, es decir, que nacieron el año 1924. El objetivo de este estudio es evaluar el estado de salud de estos pacientes y también analizar el riesgo social, que pueden sufrir y qué implicaciones tiene en su salud.
Durante estos 3 años se han seguido 220 ancianos, más de la mitad mujeres (129). Se midieron la situación familiar, situación económica, vivienda, relaciones sociales y apoyo de la red social.
Resultados
Una de las primeras conclusiones que señalan los autores del estudio es que han observado que «el riesgo social se multiplica por 3 el ser mujer y por 6 si se vive solo». Este riesgo social también aumenta si se tiene peor capacidad funcional para realizar gestiones tan habituales como puede ser comprar o llamar por teléfono.
De hecho, Assumpta Ferrer, investigadora principal, destaca que «la implementación de la valoración social en la consulta de forma habitual sigue siendo un tema pendiente, a diferencia de la valoración funcional y cognitiva que si se valoran en las consultas». Por ello, pide «un abordaje multidisciplinar individualizado del paciente anciano, con la integración de la valoración social en la clínica diaria».
Otro de los aspectos que han detectado es que hay una alta prevalencia de depresión, que la presentan un 34.5% de los ancianos estudiados, y una elevada proporción de infradiagnóstico y infratratamiento, especialmente en mayores de 85 años. Los autores destacan la importancia de detectar a tiempo la depresión, ya que ésta se relaciona con un aumento global de la mortalidad, además de tener múltiples consecuencias en el paciente y su familia, como peor calidad de vida, pérdida de funcionalidad, mayor cansancio, y peor cumplimiento terapéutico. De hecho, las consecuencias de la depresión en las personas mayores supone un mayor número de visitas ambulatorias y un incremento del coste sanitario del 53%.
Por ello, este grupo destaca como «imprescindible entender que la depresión en la tercera edad no es una consecuencia normal del envejecimiento, como a menudo se cree, sino una enfermedad que hay que detectar y tratarse igual que en otras épocas de la vida ». Y recuerda que «hacer ejercicio físico y tener una buena autopercepción de energía actúan como factores protectores de la depresión.»
Finalmente, el estudio también encontró una alta prevalencia de la fragilidad. Entre las personas estudiadas, casi un 46% presentaba fragilidad. Desde el grupo de estudio Octabaix, consideran «necesario hacer intervenciones multifactoriales individualizadas (control polifarmacia, contactos múltiples con cuidadores, ejercicio físico, supervisión nutricional ...) dirigidas a prevenir la dependencia y el deterioro de estas personas mayores».