El interés por este estudio surge a raíz de los resultados de numerosos estudios transversales que analizaban en un momento dado la situación y características de pacientes con apnea de sueño o hipertensión arterial. Ambas patologías tienen una alta prevalencia y a menudo aparecen de forma asociada en la población clínica independientemente de la edad o el peso de los pacientes.
En los estudios realizados se ha visto además que alrededor del 30% de pacientes con hipertensión tiene apnea del sueño, y entre el 45% y el 68% de los sujetos con apnea del sueño tienen hipertensión. Por eso, se ha deducido que podría existir una relación entre ambas dolencias y que la apnea puede ser causa de hipertensión arterial secundaria. De hecho, varios estudios realizados por el GES y otros grupos en pacientes con sospecha de apnea del sueño han demostrado que ésta puede causar hipertensión arterial y que su tratamiento reduce las cifras de presión arterial. Sin embargo, la mayoría de estos estudios se han realizado en pacientes con sospecha de apnea y son pocos los datos sobre población general y, a menudo, no concluyentes. Por lo tanto, «esta asociación no tiene que ser necesariamente de causalidad en la población general y ahí surge la necesidad de realizar un estudio más amplio en el tiempo y con una muestra de pacientes de tipo general» explica Irene Cano Pumarega, miembro del GES y primera firmante del artículo.
En este sentido, el estudio longitudinal publicado ahora analiza un grupo importante de sujetos de la población general durante un periodo de siete años. Han participado 2.148 sujetos de entre 30 y 70 años, 1.050 hombres y 1.098 mujeres. Tras este tiempo, los investigadores identificaron una asociación significativa entre apnea del sueño e hipertensión arterial, pero esta significación desaparecía al controlar por variables de confusión como son la edad y la obesidad. Joaquín Duran, corresponding author y director del proyecto, resume los motivos de este resultado discrepante en que «se trata de población general y no de pacientes con apnea del sueño y con hipertensión, como ocurría en los estudios de tipo transversal, y que el tiempo trascurrido en el estudio, a pesar de ser amplio, podría ser insuficiente para evidenciar el efecto de la apnea del sueño sobre la hipertensión». De hecho, en las gráficas se observa una tendencia a demostrar esa asociación, que podría aparecer con un seguimiento más prolongado. Además, la asociación existe en hombres para las formas más graves de hipertensión arterial. Por todo ello, los autores consideran importante realizar más estudios con grandes poblaciones y periodos largos de seguimiento para poder establecer con mayor precisión esta relación.